
Utilidades Prácticas de la Tomografía en la Clínica de Pequeños Animales III (Tórax)
APLICACIONES DEL TC EN PEQUEÑOS ANIMALES
Tórax
En el tórax, la principal aplicación de la TC es la detección de patologías que afectan tanto el parénquima pulmonar como el espacio pleural. La radiología tiene muchas limitaciones cuando existen patologías pleurales, como neumotórax o efusión pleural, en cambio, el exámen tomográfico puede identificar
abscesos pulmonares, cuerpos extraños o bullas, y posibilita la valoración de estructuras que quedan ocultas en las imágenes convencionales (Fig.19). Es muy útil, además, cuando existen focos metastásicos de tamaño muy reducid (Fig.20) o cuando la lesión del pa-rénquima es muy extensa. En esos ca-sos, la TC puede servir para establecer la causa o la dimensión de dichas pa-tologías, ya que permite la adquisición de cortes axiales y la realización de reconstrucciones en diversos planos.Asimismo, es especialmente eficiente para discernir entre procesos neumóni-cos y metastásicos (Fig.21)
Además de las ventajas que presen-ta para el diagnóstico de las patologías pulmonares, la TC de tórax es suma-mente provechosa para el diagnóstico de patologías cardiovasculares, entre ellas, anomalías congénitas (por ej., conducto arterioso persistente o per-sistencia de arco aórtico), neoplasias y vasculopatías como estenosis y trom-boembolismo (Fig.22) No obstante, debido a las interferencias que provo-ca el movimiento cardíaco, en ocasiones, resulta difícil conseguir imágenes válidas con un tomógrafo de baja reso-lución. En la cavidad torácica resul-ta fundamental la inyección intravenosa de contraste para una lograr una aproximación más fiable al diagnóstico.
Figura 19. Imágenes correspondientes a un canino hembra de 4 meses con fiebre y disnea de varios días de evolución. La radiología convencional no determinó el diagnóstico, ya que presentaba efusión pleural. En la TC se observó aumento ge-neralizado de densidad pulmonar con patrón difuso peribronquial, imagen suges-tiva de edema difuso (flechas). En el lóbulo craneal derecho se apreció un patrón alveolar severo con hiperatenuación. La causa más probable de estos cambios es una neumonía por aspiración. La vena del lóbulo craneal derecho estaba dilatada y había neumotórax leve, posiblemente por la tos. No se notaron signos de torsión de lóbulo.
Vistas axial (A), coronal (B) y sagital (C).
Figura 20. Imágenes correspondientes a un canino macho de 6 años. Se realizó una TC para descartar la presencia de metástasis pulmonares de un adenoma hipo-fisario. En las imágenes se observaron dos masas. La de mayor tamaño ocupaba el sector craneal del mediastino y colapsaba los lóbulos pulmonares craneales, sin invasión aparente de los tejidos adyacentes (flechas). La otra masa se encontraba en la pared costal derecha, en el espacio pleural, y presuntamente se trataba de una zona de efusión consolidada. Asimismo, se apreciaron megaesófago y numerosos focos con atenuación incrementada, compatibles con neumonía por aspiración se-cundaria. Por su localización, se pensó que era un timoma o un linfoma mediastíni-co.
Vistas Vistas axial (A), coronal (B) y sagital (C).
Figura 21. Imágenes correspondientes a un canino hembra de 9 años. Como en el caso de la figura 20, el estudio tomográfico se realizó a fin de descartar la presencia de metástasis pulmonares. Se observaron zonas diseminadas por el pulmón pro-pias de un patrón broncoalveolar (flechas). Esta imagen se consideró compatible con un proceso de bronquitis crónica con componentes de fibrosis.
Vistas axial (A), coronal (B) y sagital (C).
Figura 22. Imágenes correspondientes a un canino macho de 11 años con proble-mas cardiorrespiratorios y abundante efusión pleural. En el estudio tomográfico se apreció ausencia de contraste intravenoso en la unión entre la vena yugular y la vena cava craneal, cuyo diagnóstico diferencial más probable es un trombo (flechas). Además, se observaron aumento del tamaño de los ganglios linfáticos esternales, colapso de los lóbulos craneales debido a una evidente efusión pleural y neumotórax en el área media.
Vistas axial (A), coronal (B), sagital (C) y en 3D (D).
Conclusión:
En conclusión, la TC ha demostrado ser el único método capaz de subsanar los impedimentos anatómicos que dificultan, en multitud de ocasiones, la obtención de imágenes de alta calidad, sin resultar invasiva y con mínimo requerimiento anestésico, lo que supone un riesgo menor.
Este artículo muestra tan sólo algunos ejemplos de los numerosos casos clínicos en los cuales la TC puede ser útil. Es de esperar que su empleo vaya en aumento conforme los tomógrafos se vuelvan más accesibles. Entre tanto, es fundamental el conocimiento por parte de los clínicos de las utilidades de esta técnica, ya que por desgracia aún no está incorporada a los protocolos de diagnóstico.
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